No estamos hechos de células estamos hechos de deseos
Y es que tal vez cada deseo de ir a un lugar que habitamos, cada sensación, cada pensamiento, cada experiencia nos va haciendo ser lo que somos. Es por ello interesante saber distinguir que es un buen deseo y un buen espacio. Ese que te lleva a la satisfacción total, desde una pura necesidad real atendida con la belleza de la realización, para la eficiencia, la comodidad, la funcionalidad, el equilibrio sensorial, la atemporalidad y en general la mejora y la armonía que nos acerca a lo infinito.
El ser humano no está hecho de células, está hecho de deseos. La célula le confiere una neutralidad equívoca. Así que puesto que acabamos convirtiéndonos en lo que pensamos, mejor que pensemos en aquello en lo que nos queremos convertir y hacer con el cuerpo, el espacio y la vida algo bonito.